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Keith Jarrett Fotografía: David Redfern - Getty Images
Las condiciones perfectas para realizar un proyecto cualquiera, no existen.
Y si llegan a existir se trata de un lujo al que no tenemos acceso la mayoría de los mortales.
Es una mentira que nos repetimos constantemente para justificar nuestro miedo a emprender nuestros proyectos: 
"no es el momento adecuado", "cuando pueda sacar tiempo", "cuando haya terminado primero con esto otro".
Las condiciones ideales no son garantía para un proyecto exitoso, y por el contrario, soy de la idea que la adversidad es aliciente para buscar soluciones, sacar lo mejor de nosotros, y en definitiva ser creativos.
Por eso quiero compartir la historia de la grabación del Köln Concert, del pianista Keith Jarrett.
Pongamos en contexto: Keith Jarrett es uno de los pianistas de jazz más talentosos del mundo, un virtuoso perfeccionista, y el Köln Concert, es un disco en vivo de 1975, el disco solista de jazz más vendido en la historia.
Yo desconocía la historia tras la grabación hasta hace unas semanas, cuando mi pareja la compartió de la forma más casual una mañana.
Ella la había escuchado en un podcast, y lo que me contó era tan asombroso que tuve que corroborar los datos.
Cuando Keith Jarrett llega al Cologne Opera House en Alemania, descubre no solo que el modelo de piano que había solicitado no estaba, si no que el piano disponible carece de varias notas y esta desafinado.
No hay tiempo para traer el piano correcto, o por lo menos un piano con todas las notas y afinado.
Jarrett, lleva varios días de gira europea por carretera, ha dormido mal, padece de un dolor de espalda que lo obliga a usar un aparato ortopédico bajo la ropa para sentarse erguido.
Y no menos importante: es un perfeccionista.
Esta decidido a cancelar el concierto.
Las lágrimas de la organizadora, una chica de apenas 17 años, lo convencen de continuar.
Sale al escenario, se sienta al piano, y durante 67 minutos improvisa con las notas que le permite el piano defectuoso.
El resultado es un concierto de tres partes, en las cuales Jarrett experimenta con unas pocas notas, construye armonías, y el público ovaciona de pie al final del concierto.
Producto de una situación imposible ha nacido una de las obras de piano más hermosas de la historia.

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